Valor
del mes: María, madre de la esperanzaLema
del mes: «He ahí a tu Madre» (Jn 19, 27)
«El cuadro de la Altagracia es un libro»
Preámbulo:
La devoción a Nuestra Señora de la Altagracia dentro de los fieles católicos que peregrinan en la República Dominicana es de gran importancia. En miras a vivir con gran entusiasmo la novena en un honor a la «madre protectora del pueblo dominicano» iniciamos su novena con el propósito de vivir en comunidad esta gran celebración.
Oración Inicial (para todos los días)
Virgen
de la Altagracia, Madre de esperanza,
hoy
nos presentamos ante ti como peregrinos,
trayendo nuestras cargas, pero también nuestra
confianza en el Señor.
En este Año Jubilar, enséñanos a caminar hacia
Cristo,
a
vivir en comunión con nuestros hermanos y a anunciar el Evangelio con valentía.
hoy nos presentamos ante ti como peregrinos,
trayendo nuestras cargas, pero también nuestra confianza en el Señor.
En este Año Jubilar, enséñanos a caminar hacia Cristo,
a vivir en comunión con nuestros hermanos y a anunciar el Evangelio con valentía.
Amén
Introducción
El estudio iconográfico (así se llama la ciencia que estudia las imágenes) que hice para la Universidad de París, y luego en Colombia, me permite dar a conocer las enseñanzas que contiene la Altagracia. (Mons. Ramón Benito de la Rosa y Carpio)
Preguntas para reflexionar:
1- Es, ante todo, una representación del nacimiento de Jesucristo
“Que sirve de base y fundamento para explicitar otras afirmaciones de fe. Es una Natividad típicamente occidental en la que la virgen, arrodillada, se diferencia de la Natividad bizantina y oriental, donde ella está acostada.
Los símbolos que indican la Natividad en esta Imagen son: el Niño Jesús en el Pesebre, la Madre María, el rayo de luz “blanco como nieve” en el centro de ella, San José con un cirio, la estrella de los Magos, arriba, a la derecha del espectador y detrás, la cueva, el fondo oscuro y las hendiduras, signos de un edificio en ruinas”.
2- Las ruinas (hendiduras)
3- El fondo oscuro
4- La columna de un templo
5- La estrella en lo alto
“La estrella es uno de los grandes símbolos de la humanidad y es común a todas las culturas.
Es símbolo de Dios que está en el cielo; de Dios que se manifiesta (se deja ver, oír y sentir) y que guía; de Dios que ilumina en la oscuridad; de Jesucristo, como Dios y Rey; del cumplimiento de las profecías sobre el Mesías”.
6- San José
7- María
“La corona habla de su condición de Reina, de Madre de Jesucristo, Rey del universo (ver Lucas 1,32- 33; Juan 18,33-37) y de la condición de aquel que ha alcanzado la “corona de gloria” (1 Pedro 5,4), “la corona incorruptible (1 Corintios 9,25), “la corona de la vida”. (Santiago 1,12; Apocalipsis 2,10). María es, pues, Reina, en el sentido pleno de pleno de la palabra.
El velo azul oscuro que cubre su cabeza es el símbolo de la mujer que se ha consagrado a Dios sea por el matrimonio (mujer casada) o sea por la virginidad.
En la tradición iconográfica, sobre todo el Jesucristo adulto y glorificado, lleva un vestido azul cubierto por una capa o manto rojo. Significa que su divinidad está oculta bajo su humanidad; en la Virgen, por el contrario, el azul envuelve el rojo. Significa que Dios envuelve a la criatura humana. Los vestidos de la Virgen simbolizan más su ser que su quehacer.
La Bandera Dominicana tiene los mismos colores de la Altagracia, azul, rojo y blanco. Algunos han insinuado que los Padres de la patria, dada esta coincidencia, se inspiraron en la Imagen altagraciana para diseñar nuestro pabellón tricolor. No hay pruebas sobre esto. Sin embargo, ante el cuadro de la virgen, se puede decir con el poeta: “Dominicana eres, vestida con nuestra insignia amada…”. (Ramón Emilio Jiménez).
Rayo de luz “blanco como la nieve”, que está en el mismo centro de la virgen y muy destacado en la Imagen, simboliza el parto virginal de María y la divinidad del recién nacido (ver Mateo 1,18-23).
La cabeza inclinada y los ojos bajos es símbolo del espíritu de contemplación y meditación de la Madre de Dios: “María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón”. (Lucas 2,19 y 2,52).
Las manos juntas simbolizan la actitud de oración. María es la orante en todo momento (en el Magníficat, ver Lucas 1, 46) y la intercesora (en las Bodas de Caná, ver Juan 2, 1-11).
María en el centro es símbolo de su papel central en el acontecimiento de la Natividad y en la historia de la salvación (ver Lucas 1, 26-38).
El conjunto de símbolos y afirmaciones en torno a la figura de la virgen en la Imagen altagraciana tienen como base y fundamento su maternidad divina; (se trata del Nacimiento del Hijo de Dios) y a partir de esta verdad clave se hacen todas las demás: Madre y virgen, terrestre y celeste, llena de gracia y humilde, glorificada y sierva, mujer sufriente y mujer orante, ser humano divinizado, creyente, discípula de su propio Hijo, etc.”
8- El niño
“El Niño Jesús ocupando el primer plano es símbolo de que Él es la figura principal de toda la representación. Toda la simbología presente en el cuadro, aunque tenga su significado propio, gira en torno a Él y encuentra su significado último en Él. María misma, en el centro de la imagen, está dirigida a Él y es Él quien le confiere esa centralidad en la historia de la salvación.
El niño Jesús desnudo y en pañales es signo de su condición humana.
El pesebre con las pajas es símbolo de la pobreza del Mesías, “el cual, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser iguala Dios, sino que se despojó de sí mismo, tomando condición de siervo, haciéndose semejante a los hombres y apareciendo en su porte como hombre” (ver Filipenses 2,5-11).
El Niño dormido con sus bracitos colocados paralelamente a su cuerpo es símbolo de su muerte y de su resurrección: está dormido, pero se despertará; está muerto, pero resucitará”.
9- La familia
“La
Altagracia, por ser una natividad, es también la representación de una familia.
José, María y Jesús son símbolos de la familia y de su misión en la historia de la salvación. Todos podemos meditar y aprender de José, como padre y esposo, de María, como madre y esposa; y de Jesús, Salvador y Señor, pero hijo, como primera experiencia y testimonio de su vida”.
10- La iglesia
En la más genuina tradición teológica e iconográfica el Templo, María, la Mujer del Apocalipsis y la Familia representan ineludiblemente a la Iglesia. No se les puede separar. Así todo lo que se dice del Templo, de María, de la Mujer del Apocalipsis y de la Familia en la Altagracia se puede aplicar a la Iglesia.
11- El nombre “Altagracia”
La Imagen y la Advocación se corresponden: María en la Imagen se ve “llena de gracias”, pero todas ellas tienen como fuente y principio su Maternidad Divina, que se convierte en la más “alta gracia” que ella recibió.
Siendo
María la “llena de gracias”, hay una gracia especialísima que es el fundamento
de todas las demás. Esa gracia es la Maternidad Divina. De la dignidad de ser
Madre de Dios derivan todos los demás privilegios concedidos a la Virgen, su
pureza y santidad, sus relaciones sobrenaturales con las otras criaturas. Por
eso dijo ella misma: “Me llamarán bienaventurada todas las generaciones”.
(Lucas, 1,48).
12- Una pequeña mariología
Las Imágenes, como la Altagracia de Higüey, son llamadas en la historia de la Iconografía “pequeñas mariologías”, por la abundancia de afirmaciones teológicas que contienen. Son, en verdad, breves tratados de teología, en los que se nos dicen verdades no sólo sobre María, sino también sobre Cristo y la Iglesia, dada la obligada relación que existe entre estas tres realidades de fe.
Con
toda razón decimos que la Altagracia de Higüey es el primer libro en el que los
dominicanos pueden aprender las primeras lecciones de su fe.
(Extractos
del libro: Nuestra Señora de la Altagracia, Monseñor Ramón Benito de la Rosa y
Carpio, arzobispo emérito de Santiago de los Caballeros).
Oración Final
Amada Madre de la Altagracia, en este Año Jubilar queremos ser verdaderos peregrinos de esperanza. Ayúdanos a renovar nuestra fe, a reconciliarnos con nuestros hermanos y a vivir como testigos del amor de Dios.
Oh, Madre de la Altagracia, llena de amor y misericordia, acompáñanos en nuestro caminar como peregrinos de esperanza
Danos
tu protección maternal, y ayúdanos a vivir como verdaderos discípulos de
Cristo. Amén.
Recopilador del contenido: Juan Pablo Jiménez
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