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Novena a Nuestra Señora de la Altagracia: «Peregrinos de Esperanza» Jubileo 2025

Valor del mes: María, madre de la esperanza
Lema del mes: «He ahí a tu Madre» (Jn 19, 27)




Introducción General al Jubileo 2025 y la Devoción Altagraciana

El Año Jubilar 2025, convocado por el Papa Francisco bajo el lema “Peregrinos de Esperanza”, nos llama a redescubrir el sentido de la peregrinación como un camino de conversión, fe y comunión. En República Dominicana, esta peregrinación se vive profundamente a través de la devoción a Nuestra Señora de la Altagracia, protectora del pueblo dominicano, quien guía a sus hijos hacia Cristo con amor maternal.

Acto de Contrición (para todos los días)


Señor mío Jesucristo,
Redentor del mundo,
reconozco mis pecados y mis debilidades.
 Por medio de la intercesión de la Virgen de la Altagracia,
guíanos en esta peregrinación terrena hacia la esperanza eterna,
donde Tú reinas por siempre. 

Amén.

Oración Inicial (para todos los días)

Virgen de la Altagracia, Madre de esperanza,
hoy nos presentamos ante ti como peregrinos,
 trayendo nuestras cargas, pero también nuestra confianza en el Señor.
 En este Año Jubilar, enséñanos a caminar hacia Cristo,
a vivir en comunión con nuestros hermanos y a anunciar el Evangelio con valentía. 

Amén.

Día 1: María, Peregrina de Fe

Reflexión:

María fue la primera peregrina de la fe, aceptando la voluntad de Dios con su "sí". En su visita a Isabel, mostró cómo caminar en la esperanza y compartir el gozo de la salvación. En el contexto del Jubileo, estamos llamados a imitar su fe en nuestro propio caminar.

Oración:

Virgen de la Altagracia, guía nuestros pasos en esta peregrinación de fe. Haznos abiertos al llamado de Dios, para que sigamos su voluntad con valentía. Amén.

(Padrenuestro, Avemaría y Gloria)

Día 2: María, Puente de Reconciliación

Reflexión:

En el Año Jubilar, la reconciliación es un llamado esencial. María es la mediadora que nos conduce a Cristo, el único capaz de sanar nuestras heridas y unirnos como hermanos. Su presencia en Higüey es un recordatorio constante de la necesidad de reconciliarnos con Dios y con el prójimo.

Oración:

Madre de la Altagracia, enséñanos a construir puentes de amor y a dejar atrás las divisiones. Que nuestras vidas sean un testimonio de la paz que solo Dios puede dar. Amén.

(Padrenuestro, Avemaría y Gloria)

Día 3: María, Refugio de los Peregrinos

Reflexión:
Desde los primeros años de la evangelización en la isla, los dominicanos han acudido a María como refugio seguro. En esta peregrinación jubilar, sigamos el ejemplo de nuestros antepasados, confiando plenamente en la protección de Nuestra Señora de la Altagracia.

Oración:

Madre protectora, recibe nuestras oraciones y nuestras preocupaciones. Haznos conscientes de que bajo tu manto siempre encontraremos refugio y esperanza. Amén.

(Padrenuestro, Avemaría y Gloria)

Día 4: María, Modelo de Comunión

Reflexión:

En su amor maternal, María nos enseña a vivir en comunión con Dios y con nuestros hermanos. La Altagracia es un símbolo de unidad para el pueblo dominicano, uniendo a todos en torno a su Hijo Jesús.

“La verdadera devoción a la Virgen no se queda en palabras, sino que se traduce en comunión con los demás y en compromiso cristiano.”

Oración:

Madre de la Altagracia, ayúdanos a ser constructores de comunión en nuestras familias, parroquias y comunidades. Amén.

(Padrenuestro, Avemaría y Gloria)

Día 5: María, Testimonio de Esperanza

Reflexión:

El lema del Jubileo nos invita a vivir como “Peregrinos de Esperanza”. María es testimonio de esa esperanza, incluso en medio del dolor. Bajo su manto, los dominicanos encontramos fuerzas para seguir adelante.

“La Virgen de la Altagracia nos enseña que la esperanza no es simplemente esperar, sino confiar plenamente en el plan de Dios.”

Oración:


Virgen de la Altagracia, enséñanos a vivir con esperanza, confiando en las promesas de Cristo y enfrentando las dificultades con fe. 
Amén.

(Padrenuestro, Avemaría y Gloria)

Día 6: María, Protectora del Pueblo Dominicano

Reflexión:

 Desde sus orígenes, el pueblo dominicano ha reconocido en María su protectora. Su imagen, venerada en Higüey, es símbolo de unidad y confianza en la providencia divina. Como peregrinos, renovemos nuestra devoción a ella, buscando su protección maternal.

Oración: 

Madre protectora, cubre con tu manto a nuestra nación. Ayúdanos a caminar con esperanza y a confiar en la victoria de Cristo. Amén.

(Padrenuestro, Avemaría y Gloria)

Día 7: María, Reina de la Familia

Reflexión

María es el modelo de amor y unidad familiar. En República Dominicana, las familias encuentran en ella una guía para vivir según el Evangelio. Que ella nos ayude a construir hogares basados en el amor, la fe y la esperanza.

Oración:

Madre de la Altagracia, protege nuestras familias y llénalas de tu amor. Que en nuestros hogares reine Cristo. Amén.

(Padrenuestro, Avemaría y Gloria)

Día 8: María, Fuente de Alegría

Reflexión

En María encontramos alegría verdadera, pues ella nos lleva a su Hijo. En el camino del Jubileo, celebremos la alegría de ser hijos de Dios, siempre confiados en su providencia.

Oración:

Madre de la Altagracia, llénanos de la alegría del Espíritu Santo. Que nuestras vidas reflejen el gozo de tu Hijo resucitado. Amén.

(Padrenuestro, Avemaría y Gloria)

Día 9: María, Reina de la Esperanza

Reflexión

María es la estrella que guía nuestro peregrinar hacia el Reino de Dios. Ella nos enseña a vivir como peregrinos de esperanza, sabiendo que nuestra meta final es Cristo. En este último día de la novena, pidámosle que nos ayude a ser fieles a nuestro llamado como hijos de Dios.

Oración:

Virgen de la Altagracia, guía a tu pueblo con esperanza hacia la vida eterna. Ruega por nosotros para que vivamos siempre según la voluntad de tu Hijo. Amén.

(Padrenuestro, Avemaría y Gloria)

Oración Final (para todos los días)


Amada Madre de la Altagracia, en este Año Jubilar queremos ser verdaderos peregrinos de esperanza. Ayúdanos a renovar nuestra fe, a reconciliarnos con nuestros hermanos y a vivir como testigos del amor de Dios.

Oh, Madre de la Altagracia, llena de amor y misericordia, acompáñanos en nuestro caminar como peregrinos de esperanza.

Danos tu protección maternal, y ayúdanos a vivir como verdaderos discípulos de Cristo. Amén.

 

Autor: Juan Pablo Jiménez

 

 

 

 

 

 

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