Valor del mes:
Solidez de la Esperanza
Lema
del mes: «La esperanza no defrauda» (Rom 5, 5a)
Objetivo:
Transmitir
a los miembros de las comunidades juveniles una serie de orientaciones sobre el
accionar del Espíritu Santo, como fuente de la esperanza cristiana.
Preámbulo:
Estamos
viviendo Pentecostés, el acontecimiento fundacional de nuestra Iglesia. Pues,
con la venida del Espíritu Santo, sobre la comunidad de creyentes reunida cincuenta
días después de la resurrección del Señor (Hechos 2, 1-11), recibieron la
esperanza que encendió su fe y que todavía hoy impulsa la vida de la Iglesia.
(Antes
de entrar en materia, para iniciar este encuentro comunitario, hagamos un
minuto de silencio por Josué Rodríguez, quien falleció trágicamente el lunes 2
de junio. Josué fue una de las personas que más se esforzó por el resurgimiento
de la Pastoral Juvenil de nuestra parroquia. Por tal motivo, es necesario que
hoy honremos su memoria).
Oración inicial
Ven Espíritu Santo
Ven, Espíritu Santo,
Llena los corazones de tus fieles
y enciende en ellos
el fuego sagrado de tu amor.
Envía, Señor, tu Espíritu.
Y se renovará la faz de la Tierra.
Oh, Dios, que llenaste los corazones de tus fieles
con la luz del Espíritu Santo;
concédenos que,
guiados por el mismo Espíritu,
sintamos con rectitud y
gocemos siempre de tu consuelo.
Por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.
Introducción
El
fuego del Espíritu Santo nos sostiene en la esperanza, impulsa nuestra fe e
ilumina nuestros corazones para que, gracias a su luz, podamos darle sentido a lo
que somos como individuos y a aquello que podemos aportar a la comunidad.
La
Iglesia nace y se renueva con el Espíritu Santo. ¡Y va más allá! Esa experiencia
renovadora impacta individualmente la vida de cada miembro, de manera personal.
Es cuestión de abrirle el corazón a Dios para que esa «esperanza
que nunca defrauda» (cf. Rom 5, 5a) se internalice en la existencia del que ora y así pueda recibir esa gracia que viene de lo alto.
Antes
de la reflexión
Para
ponernos un poquito en sintonía del corazón escuchemos una canción
relacionada al Espíritu Santo. Lleva por título: «El Espíritu de Dios está en
este lugar»
Preguntas
para la reflexión
¿Qué sabes sobre
Pentecostés?
¿Alguna
vez en tu vida has sentido la presencia del Espíritu Santo?
¿Qué
entiendes sobre la expresión: «El fuego del Espíritu es la fuente de la
esperanza cristiana?
Lo
que pasó en Pentecostés (Hechos 2, 1-11) (Leer de la Biblia)
Lectura
del Libro de los Hechos de los Apóstoles (2,1-11)
Al
llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar. De
repente, un ruido del cielo, como de un viento recio, resonó en toda la casa
donde se encontraban. Vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se
repartían, posándose encima de cada uno. Se llenaron todos de Espíritu Santo y
empezaron a hablar en lenguas extranjeras, cada uno en la lengua que el
Espíritu le sugería. Se encontraban entonces en Jerusalén judíos devotos de
todas las naciones de la tierra. Al oír el ruido, acudieron en masa y quedaron
desconcertados, porque cada uno los oía hablar en su propio idioma.
Enormemente sorprendidos, preguntaban: «¿No
son galileos todos esos que están hablando? Entonces, ¿cómo es que a cada uno
lo oímos hablar en nuestra lengua nativa? Entre nosotros hay partos, medos y
elamitas, otros vivimos en Mesopotamia, Judea, Capadocia, en el Ponto y en
Asia, en Frigia o en Panfilia, en Egipto o en la zona de Libia que limita con
Cirene; algunos somos forasteros de Roma, otros judíos o prosélitos; también
hay cretenses y árabes; y cada uno lo oímos hablar de las maravillas de Dios en
nuestra propia lengua.»
Palabra de Dios.
Todos
los seguidores de Jesús, como comunidad de fe, se encontraban reunidos cincuenta
días después de su resurrección.
Se encontraban unidos en oración porque él les
había hecho una promesa el día de su Ascensión al Cielo, y cito: «Y he aquí, yo enviaré
la promesa de mi Padre sobre ustedes; pero quédense ustedes en la ciudad de
Jerusalén, hasta que sean investidos de poder desde lo alto." (Lucas 24:49)
Esa promesa la explica un poquito más detalladamente el autor sagrado en su segundo libro —en los Hechos de los Apóstoles— cuando narra lo que les dijo Jesús a sus amigos: «Juan los bautizó con agua, pero ustedes serán bautizados con Espíritu Santo dentro de no muchos días».
Sobre
esa promesa, que es impulso de esperanza, vamos a dialogar ahora.
Estando
reunidos, orando, la Tercera Persona de la Santísima Trinidad, el Espíritu
Santo, que nos da el consuelo, descendió sobre la comunidad apostólica.
Unidos
recibimos la gracia
Un
detalle importantísimo sobre Pentecostés es la unidad. Ellos, los seguidores de
Jesús, estaban reunidos en un mismo lugar. Unidos, en oración.
¿Qué
nos debe enseñar esto? Que la gracia de Dios la recibimos cuando nos unimos en
fe. La fe no es para vivirse en solitario. Por eso Jesús estableció una
comunidad de hermanos para que, a través de ellos, su mensaje de salvación se
pudiera expandir a todas las demás personas.
La
presencia del Espíritu Santo se siente
¿Has
orado con tanta fe que has sentido a Dios ardiendo en tu corazón? ¿Tu oración
ha sido con tanta insistencia que has sentido una brisa fresca que te restaura
el alma?
Es
el Espíritu Santo actuando en tu oración. Todo se inunda de su presencia cuando
se clama a él con fe. Eso percibió la comunidad que se encontraba reunida ese
día y eso provocó que naciera la Iglesia aquel domingo de Pentecostés.
Se
llenaron todos del Espíritu Santo
La
gracia de Dios no es para algunos. Él nos ama a todos, porque todos somos sus
hijos. Sin embargo, algunos no sienten esa gracia porque no se encuentran en disposición
de orar, de confiar y de esperar en el Señor.
Se
llenaron todos, porque todos oraron con fe. Se llenaron todos, porque todos
estaban orando unidos. Los dones y las gracias, los carismas y los regalos de
Dios somos capaces de recibirlos en comunidad cuando abrimos nuestros corazones
al unísono a las bendiciones que Dios quiere derramar en nuestras almas.
Y hoy, como jóvenes de pastoral juvenil, ¿podemos recibir esa gracia? Por supuesto
que sí. Esa promesa que les hizo Jesús a sus discípulos es para todos los
creyentes.
Entonces,
si te preguntas qué debes hacer, la respuesta es: ora, ahora, ora en todo
momento. Ora cuando estés triste, ora cuando sientas alegría. Ora en los
momentos de angustia para que recibas consuelo, ora en los momentos de tranquilidad.
Pues, por la fe empieza nuestra felicidad. Incluso en las situaciones más
dolorosas que podamos enfrentar.
Proclamar
las maravillas de Dios
Queridos
jóvenes «todos estamos llamados a hablar de las maravillas de Dios» desde
nuestra realidad.
En ocasiones podemos llegar a pensar que sólo
las personas mayores pueden orar con fervor y eso es mentira. Un ejemplo es
nuestro querido Josué que empezó a servir al Señor siendo un niño y lo siguió anunciando
hasta el último
instante de su existencia.
Como nos mostró Josué, debemos
proclamar las maravillas de Dios desde nuestra experiencia de vida. Desde
nuestra manera de expresarnos, con lo que somos y tenemos, buscando siempre hacer presente al Señor en la situación que nos ha tocado vivir.
Él proclamaba que «Jesús es Señor»
(1 Cor 12, 3b) porque vivía en oración. Pues su esperanza era encendida por el
fuego abrasador del Espíritu Santo. Esa presencia de Dios impregnó cada espacio
de su vida y lo capacitó. Lo llenó de dones, le concedió carismas y repletó su
corazón de amor al servicio, a una amplia «diversidad de servicios» (1 Cor 12,
5).
Tuvo grandes dones y carismas pero
quiero destacar su amor al servicio. Él encendió la fe de muchos niños que
fueron monaguillos, siendo un maestro de liturgia y un signo de Dios en sus vidas.
Su entrega desinteresada provocó el surgimiento de muchas comunidades de
Pastoral Juvenil. Su constante deseo de ayudar a los demás lo hacía levantarse
temprano a abrir nuestra parroquia. Llevó el mensaje a través de la renovación carismática,
junto a su novia, Rosaury.
Por eso, para ser jóvenes dispuestos
a vivir la fe, con un corazón encendido por el amor de Dios tenemos la
necesidad de pedir cada día que el Fuego del Espíritu Santo nos encienda el
corazón.
Reflexionando en torno al tema
Partiendo de lo que hemos dialogado
en el tema es adecuado que reflexionemos lo siguiente:
¿Qué haré yo, como miembro de Pastoral Juvenil, día a día para vivir un
continuo Pentecostés?
¿Cómo contribuiré para hacer
presente el Espíritu Santo en mi vida comunitaria?
Interioricemos estas preguntas en
silencio y luego de unos minutos compartamos lo que hemos meditado con la
comunidad.
A modo de conclusión
Por medio de la gracia de la fe recibimos
una «esperanza que no defrauda» (Rom 5, 5a). «Ese amor de Dios que ha sido
derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado» (cf. Rom
5, 5), estamos llamados a vivir cada día la experiencia de un nuevo Pentecostés
en nuestra historia personal y comunitaria.
Que este Pentecostés nos encienda la
llama de la esperanza y que seamos capaces de llevar la alegría del amor de Dios,
así como hizo Josué a cada lugar en que nos encontremos.
Ahora escuchemos una canción para
orar pidiendo la gracia del Espíritu Santo
Oración final
Secuencia
(Himno que es parte de la Liturgia del Domingo de Pentecostés)
Ven
Espíritu Divino,
manda tu luz desde el cielo,
Padre amoroso del pobre;
don en tus dones espléndido;
luz que penetra las almas;
fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.
Entra hasta el fondo del alma,
divina luz y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre
si Tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado
cuando no envías tu aliento.
Riega la tierra en sequía,
sana el corazón enfermo,
lava las manchas, infunde
calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito,
guía al que tuerce el sendero.
Reparte tus Siete Dones
según la fe de tus siervos.
Por tu bondad y tu gracia
dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno.
Amén.
Nota del autor: Antes de su
trágico accidente Josué y un servidor, junto a dos hermanas de nuestra
comunidad estábamos organizando un Congreso para jóvenes en el año de la
esperanza y queríamos llevarlo a cabo para julio.
Creo que un hermoso homenaje para él sería darle forma
a este congreso, aunque sea para una fecha más adelante del año. Por eso, les
pido que nos pongamos en contacto para empezar a darle forma y así honrar la
memoria de alguien que dio tanto por nosotros con este sueño que tenía y que debido
a esta situación no logramos materializar.
Que el Espíritu Santo siga llenando esos corazones que tienen sed de Èl... y a ti amor que el Espíritu Santo siga derramando sus dones en ti para que continues llevando la palabra de Dios a aquellos que no conocen de Èl.
ResponderEliminarAmén, mi amor. Presenta esta misión y este proyecto de evangelización en tus oraciones
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