Valor
del mes: La Esperanza Fortalece
Lema
del mes: «Espera en el Señor y sé fuerte; ten valor y espera
en el Señor» (Sal 27,14)
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Imagen generada por Gemini. |
Objetivo:
Mostrar
a los jóvenes la necesidad de llenar sus corazones de la esperanza que da vivir
el amor de Dios sosteniendo su existencia en la fe, para tener una vida con
sentido en medio de la sociedad actual.
Preámbulo:
Chicos,
¿cómo encontraremos sentido a la vida en una sociedad en la que la vida se
disipa tan rápido como el humo de los vapes y de las hookas si no
le damos el justo valor a nuestra existencia? Pues fortalecidos en la esperanza de
que Dios nos ama y de que su amor da sentido a lo que somos, aspiramos y
deseamos.
La
vida obtiene sentido cuando encendemos la llama de la esperanza en nuestros
corazones y hoy abordaremos esa virtud teologal: La esperanza. ¿Con qué
propósito? Fortalecernos interiormente para vivir lo que somos y creemos en
medio de una sociedad llena de desafíos, incertidumbres y relativismo.
Antes de entrar en materia te recuerdo que tenemos una cita para el 15 de noviembre del 2025. El I Congreso Juvenil Católico Josué Rodríguez: Jóvenes Llamas de Esperanza.
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Logo oficial del Congreso. Diseño: Luis José Vasquez Alba |
Síguenos en nuestras redes sociales y comienza a ser parte de este proyecto que busca un resurgir de esperanza de nuestra Pastoral Juvenil.
Oración inicial:
Amado Dios, hoy vengo ante ti, en fe, para llenarme
de tu amor y pedirte de corazón que fortalezcas mi esperanza, para vivir en
medio de la sociedad actual conforme a tus preceptos.
Quiero pedirte hoy que llenes toda mi vida de tu
presencia y me concedas la paz que necesito, para ser signo de alegría, amor,
fe y esperanza en mi comunidad y en todos los lugares en los que me
desenvuelva.
Te pido de todo corazón que tu caridad me ayude a
mí y a mi comunidad a fortalecer nuestra esperanza. Danos la capacidad de
discernir en todo momento qué es lo mejor para nuestras almas y cómo podemos ser signos
de tu amor en medio del mundo.
Amén
Introducción
Hey, ¿sabían que la esperanza es el anhelo de
felicidad que Dios pone en nuestros corazones? ¡¿Qué no?! ¡Pues sépanlo! La
virtud de la esperanza es ese don que Dios nos obsequia para que anhelemos ser
felices y podamos aspirar a darle sentido a nuestras vidas. Ese anhelo es un
acto de fe en las promesas de Dios. El Catecismo de la Iglesia Católica lo
enseña de una manera sublime cuando dice:
«La virtud de la esperanza
corresponde al anhelo de felicidad puesto por Dios en el corazón de todo ser
humano; asume las esperanzas que inspiran las actividades de las personas; las
purifica para ordenarlas al Reino de los cielos; protege del desaliento;
sostiene en todo desfallecimiento; dilata el corazón en la espera de la
bienaventuranza eterna. El impulso de la esperanza preserva del egoísmo y
conduce a la dicha de la caridad.» (Catecismo de la Iglesia Católica, 1818).
Hoy vamos a descubrir, en comunidad, cómo podemos
enfrentar nuestros desafíos juveniles a través de una vida de oración para amar
más a Dios, fortalecidos en la esperanza y afianzados en la fe.
Preguntas para la reflexión
¿Cuál es el mayor anhelo de tu corazón?
¿De qué manera haces a Dios partícipe de tus
anhelos?
¿Cómo consideras que el relativismo y la falta
de fe que vive la sociedad actual afectan tus esperanzas?
¿Y a nivel comunitario, qué esperanzas tiene tu
comunidad de Pastoral Juvenil?
El anhelo de felicidad: Un soplo de esperanza inspirado por Dios
Todos queremos ser felices. Ese es el anhelo de
cada alma a través de la historia. Sin embargo, la esperanza de trascendencia
que tiene incrustada el alma humana sufre hoy el mal del relativismo y la
crisis de la desesperanza.
Para nosotros los creyentes nuestra felicidad debe empezar con la fe. Pero, en una sociedad en la que se ha perdido el deseo de profundizar y que sólo piensa en lo que es disfrutable y pasajero, se puede perder el rumbo de lo que sí vale la pena.
¿Estoy criticando la inmediatez de
las redes sociales y las nuevas tecnologías? ¡Por supuesto que no! Porque estas pueden ser
un canal para difundir la fe, por ejemplo. Sin embargo, en un mundo donde prima
la mentalidad de que «nada es nada» es necesario que vivamos con los ojos del
corazón fijos en la esperanza que nos inspira el amor de Dios.
Con razón decía el papa Benedicto XVI que, a
nosotros, los que creemos, «se nos ha dado la esperanza, una esperanza fiable,
gracias a la cual podemos afrontar nuestro presente» (Spe Salvi,
Benedicto XVI, 1).
La felicidad no es un deseo ilusorio. Es la
firme decisión de encontrarle sentido a nuestra existencia, ¿cómo? Teniendo
esperanza. ¿Sigues preguntándote cómo? Pues, confiando en Dios.
¿Y qué hacer entonces? La clave está en abrir el
corazón al Señor y no dejarnos
distraer. Es necesario saber que hay una verdad absoluta —el amor de Dios— y
procurar fortalecer cada día nuestra esperanza en la fe que él nos ofrece. Así
evitaremos confundir aquello que nos da sentido con los videos efímeros de Tik
Tok, que con su entretenimiento fugaz nos distraen de lo que realmente vale
la pena.
Nuestro anhelo de trascendencia: Dios nos llama a vivir la esperanza de su amor
Para Dios no somos cualquier cosa. Nosotros
somos sus hijos. Él, en su amor, nos ha elegido. Nos ha llamado, ha salido a
nuestro encuentro para manifestarnos su amor. Ese anhelo está impreso en
nuestro ser.
Pero ¿por qué no sentimos todo ese amor y esa
bondad? Por la desesperanza. Queremos un éxito inmediato o prefabricado y la
vida es un proceso. No nacemos de la nada.
Debe ocurrir nuestra concepción. Para luego
formarnos en el interior de nuestra madre durante nueve meses. Después
necesitamos nacer y crecer. Luego requerimos formación y educación y luego
madurez, y luego decidir qué hacer con nuestra existencia, y luego, y luego, y
luego…
Así se construye nuestra vida, anhelando
trascendencia. Sin embargo, esa sed de sentido, esa necesidad de importancia y
éxito es más que todo inquietud y anhelo que no se sacia por nuestra cuenta
sino, por el encuentro personal, sincero y consciente con el Señor.
Bien lo dijo San Agustín de Hipona, ¿recuerdan?
«Nos hiciste para ti, Señor, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse
en Ti». (Cf. Confesiones)
Ese Dios misericordioso que nos ha creado con
amor. Quien ha sentido compasión por nosotros y nos ha redimido con su cruz. Él
nos ha fortalecido en esperanza con la acción de su Santo Espíritu que nos
impulsa a una existencia con propósito, cuando nuestro objetivo es vivir
correctamente.
A la luz de la Palabra
A lo largo de este año en el que hemos sido
peregrinos de esperanza y en el proceso de preparación de nuestro Congreso
Juvenil Josué Rodríguez, hemos estado meditando mucho en la frase que dijo
el apóstol san Pablo en su carta a los Romanos: «La esperanza no defrauda».
Abordemos nuevamente lo dicho por el autor sagrado meditando en el siguiente pasaje
bíblico:
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 5, 3-5
Y no sólo esto, sino que
también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce
paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no
defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el
Espíritu Santo que nos ha sido dado.
Palabra de Dios
En todos los momentos
debemos confiar en Dios. ¿Va a llegar la desesperanza cuando veamos alguna
injusticia? Sí, puede llegar. ¿Va a llegar el dolor cuando alguien nos haga bullying
o se invente algún chisme sobre nosotros? Claro que sí que nos dolerá.
¿Nos puede provocar depresión la pérdida de un ser querido o una enfermedad
grave de alguien a quien amamos? Probablemente sí. Pero el amor de Dios no se
apartará de nuestro lado, porque la «esperanza no defrauda», Dios no nos
abandona. Su bondad nos ayuda a sostenernos en los momentos más difíciles si
somos capaces de reconocer que su amor es más grande que nuestra situación.
Porque la virtud de la
esperanza no es un conformismo soso o idiota. Todo lo contrario, es un acto de
valentía. En medio de una sociedad que prefiere darle la espalda a los ideales
que la formaron, nosotros, los creyentes, ponemos nuestra firme confianza en
que Dios —en nuestras tribulaciones, sean cuales sean— nos genera la paciencia
necesaria para esperar en su amor.
Esa sólida paciencia nos
infunde la gracia de vencer cada prueba. Así que, fortalece tu vida en la fe, ya que esas pruebas las venceremos porque Dios nos concede la esperanza que no
defrauda.
Reflexionando sobre el tema
Anhelamos recibir en
nuestros corazones la paz del Señor. Anhelamos desde ahora, la gracia de estar
en presencia de Dios en la eternidad. Esa es nuestra esperanza. Pero ese anhelo
debemos vivirlo desde ahora, en medio de una sociedad que ataca la fe con las
armas del relativismo y la doble moral.
Hoy, al luchar contra la
opresión de todo aquello que quiere robarnos la fe debemos fortalecernos en esa
esperanza que no defrauda, la que otorga el «amor de Dios que ha sido derramado
en nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos ha dado». (Romanos 5, 5)
Ahora hagamos introspección
de lo vivido hoy.
Medita cuáles son tus
esperanzas como joven a nivel personal.
¿Qué tú necesitas para ser
feliz?
¿Qué acciones concretas
puedes realizar como joven de Pastoral Juvenil para ser signo de esperanza en
la vida de los demás?
Luego escribe en el block
de notas de tu celular tus 5 principales esperanzas a nivel personal y tus 2
esperanzas en la vida comunitaria como joven de pastoral juvenil. Después,
elige una de esas siete (7) esperanzas que has escrito y ve a ChatGPT, Gemini o
cualquier IA generativa y redacta el siguiente prompt:
-
Genera una imagen realista de un joven dominicano practicando esta
esperanza (la esperanza que elegiste). También puedes adaptar la imagen según tu criterio, haciendo reiteraciones
en el prompt.
Finalmente, compártela con tu comunidad y en un
comentario en este blog.
A modo de conclusión
En la parroquia Sagrado
Corazón de Jesús de Licey al Medio también tenemos una esperanza. ¡Queremos encender el fuego de
la fe con la llama de la esperanza en todos los jóvenes de nuestro municipio,
empezando por ti!
Por eso, te invitamos a vivir con nosotros el I Congreso Juvenil Católico Josué Rodríguez: Jóvenes Llamas de Esperanza. 15 de noviembre, Parroquia Sagrado Corazón de Jesús, Licey al Medio, iniciando a las 8:00 a.m.
Permanece atento a nuestras redes sociales para que vivas esta gran
experiencia de fe en la que relanzaremos la Pastoral Juvenil de nuestra
parroquia. Formaremos la Comisión Parroquial de Pastoral Juvenil y rendiremos
un merecido homenaje a Josué Rodríguez, quien fue la persona que ideó esta
actividad, pero que lamentablemente no está físicamente con nosotros.
Oración final
Señor Jesús, esperanza de
nuestras almas y fuente de nuestro consuelo, hoy venimos ante ti para darte
gracias porque en ti podemos encontrar esperanza y paz.
Te damos gracias, porque
por medio de tu amor nuestro corazón puede encontrar la verdadera felicidad y
el sentido a nuestras vidas.
Te agradecemos porque tu
vienes a nuestro encuentro cuando oramos con fe y nos ayudas a caminar.
Concédenos hoy la paz que
necesitamos y danos el discernimiento que nos hace falta para escoger lo que
realmente nos conviene para la salvación de nuestras almas.
Amén
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