Valor
del mes: La Esperanza Fortalece
Lema
del mes: «Espera en el Señor y sé fuerte; ten valor y espera
en el Señor» (Sal 27,14)
Objetivo: Transmitir
a los integrantes de pastoral juvenil la importancia de la fe y la esperanza
por una vida plena en Cristo.
Preámbulo:
La fe es un don de Dios.
Es una virtud teologal que el mismo fuego del Espíritu Santo enciende en
nuestros corazones para dar una respuesta libre y en confianza al Dios que nos
ama. La fe no es algo anticuado o exclusivo de personas mayores, como piensan algunos, pues, el anhelo de
trascendencia del ser humano es parte de la historia de la humanidad desde sus
inicios. Sin embargo, en el contexto actual en que priman el relativismo y donde la incredulidad ha ido penetrando todas las dimensiones humanas, ser personas de fe es un reto que vale la pena vivir.
Hoy entraremos en
contacto con la virtud teologal de la fe, que es ante todo «un don de Dios, una
virtud sobrenatural infundida por Él. (Catecismo de la Iglesia Católica, 153).
Oración inicial
Señor mío, Señor nuestro,
en fe venimos a ti para entregarte todo nuestro ser.
Concédenos hoy conocerte
más profundamente. Danos la disposición de corazón de tener una fe pura, sin
reservas y arraigada en tu amor.
Llena nuestros
pensamientos de ti. Purifica nuestra manera de pensar para que cada uno de
nuestros pensamientos sea orientado por ti.
Llena nuestros
sentimientos de ti. Que todo cuanto sintamos sea conforme a la fe que tu amor
ha encendido en nuestro interior.
Llena nuestras palabras
de ti. Para que proclamemos con nuestras expresiones tu grandeza en medio de un
mundo necesitado de tu presencia.
Haz que nuestra fe sea
firme en tu amor. Que por medio de ella nuestros corazones se llenen de
humildad para reconocer nuestras limitaciones y de fortaleza para vencer cada
adversidad.
Amén
Introducción
¿Qué es la fe? «La fe es
la certeza de lo que se espera», expresa la Biblia en Hebreos 11, 1. ¿Qué es la
fe? Enseñó San Agustín que «es pensar con asentimiento».
Queridos jóvenes, la fe
no es una ilusión o un sentimentalismo sin sentido, «es la respuesta del ser
humano a Dios que se revela» nos dice el Catecismo de la Iglesia Católica en el
numeral 26. En otras palabras, chicos, nuestra «fe siempre es respuesta».
Por medio de esta virtud
aprendemos a esperar en el Señor. Damos respuesta afirmativa a la voluntad de
Aquel que nos ha creado, que nos ha redimido y que enciende nuestra esperanza.
Respondemos al amor de Dios que ha sido derramado en nuestros corazones con el
Espíritu Santo que se nos ha dado (Romanos, 5, 5).
La fe es una virtud
teologal, junto a la esperanza que no defrauda y el amor que nos fortalece.
Estas se interconectan para impulsarnos a amar más a Dios y al prójimo. No
obstante, hoy veremos por qué la fe es una gracia divina que nos trasciende y
una decisión del corazón humano que necesita ser trascendido.
Preguntas de reflexión
¿Cómo mantienes viva tu
fe cuando pasas por momentos de dudas o sufrimiento?
¿De qué manera tu fe
influye en tus decisiones personales?
¿Qué estamos haciendo, a
nivel comunitario, para darle respuesta al amor de Dios que siempre sale a
nuestro encuentro?
El don de la fe
Por iniciativa de su amor
nos creó Dios. Por tenernos misericordia nos redimió en la cruz y por pura
gracia suya nos llena de fe a través del don de su Santo Espíritu.
Pero ¿Por qué decimos que
es ante todo un don de Dios? Porque no emana de nosotros. «Por su gracia hemos
sido salvados mediante la fe; y esto mediante un don de Dios (Efesios 2, 8)»
que siempre quiere lo mejor para nosotros.
¿Qué debemos hacer para vivir nuestra fe?
Chicos, sí la fe viene de
Dios, pero es un acto humano. Sí, es una virtud, pero tú tienes que decidir
vivirla. Tiene que brotar de ti la firme decisión de fortalecer esa espera, esa
gracia, ese amor y cimentar en todas tus vivencias esa espera llena de esperanza
ese don que Dios ha puesto en ti.
Ese acto humano que es la
fe y que se auxilia por la gracia de Dios, requiere de la disposición del
corazón del ser humano para recibir esa gracia.
Pero ¿qué debemos hacer
para vivir esta fe?
·
Abrir el corazón.
·
Orar con fe firme y depositar la confianza
en Dios.
·
Leer continuamente la Palabra de Dios.
·
participar en misa en la parroquia cada
domingo o en la celebración de la palabra en mi comunidad.
Es necesario también vivir
la fe en cada uno de los sacramentos. Pues en el Bautismo nos hacemos parte del
cuerpo de Cristo. En la Confirmación recibimos la plenitud de la gracia del
Espíritu Santo. Por medio de la Eucaristía encontramos nuestro sustento. En la
Penitencia recibimos ese espíritu sanador que nos perdona los pecados. Con la
unción de los enfermos la gracia de Dios nos cura de las flaquezas de la
enfermedad y nos acompaña. Por medio del sacerdocio Cristo se hace presente en
la vida de su Iglesia, y abro paréntesis (Y si Dios te llama a ti a consagrarte
en esa vocación, ¿qué dirías?). Y nos llama al matrimonio consagrado. Para
vivir radicalmente el amor, que no sólo es un sentimiento, sino una firme
decisión.
Recuerda en todo momento que la fe no se vive
en solitario, se necesita la vida en comunidad. La importancia de la vida
comunitaria lo demostró el mismo Jesús al llamar a sus discípulos.
¿Y por qué hay gente que no cree si Dios nos
ama a todos y nos invita a todos al encuentro con él? Santo Tomás de Aquino
trato de explicarlo cuando dijo que: «Es una decisión de alinear nuestra
voluntad a la verdad divina revelada». Mientras que el Catecismo de la Iglesia
Católica en su numeral 155 nos muestra que «es un acto de la inteligencia y la
voluntad humana que cooperan con la gracia divina».
¿Que qué quiere decir
esto en buen dominicano? Quiere decir que para vivir la fe tú tienes que querer
vivir para Dios. Que tus pensamientos, entendimiento y voluntad tienen que
alinearse para poder vivir la gracia.
Entonces, ¿dejaran de
venir las dificultades? ¿Se irá el dolor? ¿Desaparecerá la angustia?
Definitivamente no. Pero, al creer la fe será tu mayor fortaleza.
La fe es un acto libre
Dios nos ama tanto que no
nos obliga a amarlo. Nos da la libertad. La fe es un acto libre que nos permite
conocer a Dios.
«Al creer, respondemos
voluntariamente a Dios; (ya que) nadie está obligado contra su voluntad abrazar
la fe (cf. CIC, 160). Esto quiere decirnos que creemos en Dios desde una
conciencia libre. Él nos llama porque nos ama y quiere lo mejor para nosotros,
¿cuál debe ser nuestra actitud? Responder a ese llamado, ¿por qué? Porque
nuestra sed de trascendencia sólo puede ser saciado por el amor de nuestro
Creador.
La sensación de vacío
interior y el sinsentido de muchas vidas ocurre, justamente por eso, por la
falta de fe. Nos hemos acostumbrado a un mundo sin verdades absolutas, porque
se nos ha inculcado una sociedad sin Dios. Pero nosotros tenemos que vencer
este mal a fuerza de perseverar en el amor de aquel que nos amó primero.
Perseverar en la fe
¿Y si el dolor de la vida
no nos deja creer? Hay que perseverar en la fe. Muchas veces sufrimos
circunstancias que nos sobrepasan, que nos desenfocan, pero sólo en una vida
orientada a Dios podemos atravesar estas dificultades o tener la fuerza de
voluntad para mantenernos en el duro combate de la vida.
Entonces, ¿qué hacer?
Conservar la fe y la buena conciencia (1 Tm 1, 19).
Reflexionando sobre el tema
La fe es una virtud que
nos acerca más a Dios y nos permite conocerlo. Es nuestra manera de responder a
su inmenso amor desde nuestras vivencias personales y, de la única manera que
podemos vivirla es sosteniéndonos en su amor a pesar de todo lo que nos toque
vivir.
Hagamos introspección de
lo que hemos dialogado. Escribe en el block de notas de tu celular la
respuesta a las siguientes interrogantes.
Sabiendo ahora que mi fe
es mi respuesta a Dios, ¿qué haré yo para responderle al amor que Dios me
tiene?
¿Cómo fortaleceré mi
oración personal y comunitaria para vivir más a profundidad mi encuentro con
Dios?
Con base a estas preguntas escribe un poema, una canción o un relato basado en tu fe. Al concluirlo compártelo con los demás.
Les compartiré un poema de mi autoría como guía, pero dejen su inspiración fluir y agradezcan a Dios, con cada uno de sus escritos la fe que ha despertado en ustedes.
FE ES SÍ (Autor: Juan Pablo Jiménez) (Del libro El sendero es la fe)
A modo de conclusión
Lectura de la carta a los
Hebreos 11, 1
La fe es la esperanza de
lo que se espera, la convicción de las cosas que no podemos ver.
Palabra de Dios
Nuestra fe es un llamado
que Dios nos hace a la esperanza. A esa esperanza que nos invita a creer
incluso cuando no hemos visto las manifestaciones de Dios. La fe es un impulso
del corazón que edifica nuestras convicciones. ¿Saben quién vivió así? Josué.
Él vivió para Dios.
Enfrentó adversidades y puso toda su fe en ese que había encendido la llama de
la esperanza en su corazón.
Él tuvo un sueño a través
de la vivencia de un Congreso Juvenil en nuestra parroquia. Ya tenemos fecha
para este acto de fe. Será el 15 de noviembre a partir de las 8:00 a.m. en
nuestra parroquia y tú tienes que estar ahí.
Oración
final: Padre Nuestro
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